En Proyecto Uremu, tuvimos el honor de participar en un intercambio cultural único con el Centro Indigenista de Capacitación Artesanal Intibucano (CICAI), ubicado en Intibucá. Este encuentro nos permitió vivir dos días llenos de aprendizaje, compañerismo y el enriquecimiento que solo puede surgir al compartir las vivencias de jóvenes de San Pedro Sula e Intibucá.
Durante nuestra visita, los estudiantes de CICAI nos abrieron las puertas de su centro con hospitalidad y entusiasmo, impartiendo talleres prácticos que mostraron sus habilidades en áreas como la costura, la electrónica, la carpintería y la soldadura. Estas demostraciones fueron una inspiración para nuestros estudiantes, quienes no solo aprendieron nuevas destrezas, sino que también participaron activamente en la creación de una flauta de pan utilizando tubos de plástico, una actividad que fomentó el trabajo en equipo y la oportunidad de conocerse mutuamente.
El primer día cerró de manera mágica: compartimos historias alrededor de una fogata, acompañados de malvaviscos asados y una canción que los estudiantes de Proyecto Uremu enseñaron a sus nuevos amigos. Los jóvenes de Uremu también ofrecieron información sobre los instrumentos que tocan, creando un ambiente de colaboración donde la música y la cultura se unieron de manera armoniosa bajo el cielo estrellado de Intibucá.
El segundo día del viaje fue igualmente especial. En honor al Día Internacional de los Pueblos Indígenas, tuvimos la oportunidad de viajar a la comunidad de Azacualpita, donde fuimos recibidos por varios centros educativos locales. Nos deleitaron con sus danzas folclóricas, incluyendo el emblemático baile del Guancasco, y la interpretación del Himno Nacional en lengua lenca. En un momento inolvidable, nuestros estudiantes unieron fuerzas con los jóvenes del CICAI para interpretar una canción que reflejaba la unión de nuestras culturas y la belleza de nuestras tradiciones compartidas.
Este viaje estuvo lleno de risas, aprendizajes y momentos que quedarán grabados en la memoria de todos los que tuvimos la fortuna de participar. La riqueza cultural de nuestro país se hizo tangible en cada actividad, recordándonos la importancia de aprender unos de otros y de valorar las tradiciones que nos hacen únicos.
No podemos cerrar este relato sin expresar nuestro más profundo agradecimiento a la Municipalidad de San Pedro Sula y al Global Fund for Children por sus generosas donaciones, las cuales hicieron posible esta inolvidable experiencia. Gracias a su apoyo, seguimos construyendo puentes de entendimiento y colaboración entre las comunidades, mientras continuamos transformando vidas a través de la música y el arte.
Este intercambio cultural no solo nos permitió crecer como equipo, sino también estrechar lazos con nuestros hermanos de Intibucá, fortaleciendo nuestra misión de llevar la educación y la cultura a cada rincón de Honduras. ¡Esperamos que sea el primero de muchos encuentros más!
Puedes encontrar más información sobre nuestro viaje en nuestro perfil de Instagram
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